He trabajado durante años en el comercio, y muchas veces recuerdo la agradable sensación de abrir la puerta por las mañanas para recibir a los clientes y ayudarles a elegir algo que les gustara o que necesitaban. Elegían entre aquellos productos que nosotros habíamos seleccionado para ellos; en fin, cada vez que realizaba una venta sentía la satisfacción de un trabajo bien hecho: haber realizado un buena selección de productos, tratar bien a mis clientes, invitarles a volver, tener un diseño de tienda agradable…
Y es que vender en un comercio conlleva una serie de tareas muy importantes, mucho más hoy con niveles muy bajos de consumo y un cliente al que todos nos queremos ganar:
- Seleccionar lo que compramos con mucho mimo, pensando en nuestros clientes.
- Cuidar mucho nuestra tienda: que esté limpia, ordenada, bien iluminada, atractiva…
- Observar y analizar a nuestros competidores y saber qué es lo que nosotros hacemos mejor y en qué debemos mejorar
- Aprender a conocer a nuestros clientes, tratarles como alguien a quién podemos ayudar, valorar que nos elijan (que entren en nuestra tienda)
- Lidiar con las reclamaciones, con problemas con el equipo, gastos imprevistos…
- Reconocer que necesitamos formarnos, saber más de nuevas tecnologías, ser innovadores…
- Controlar los gastos, los impuestos, los precios, ser gestores de un negocio, ser emprendedores
Pero por duro que pueda ser, todo el trabajo bien hecho en tu comercio tiene también muchas satisfacciones:
- Nos encanta cuando un cliente vuelve, contento porque atendimos a sus necesidades o le resolvimos un problema.
- Cuando nos enteramos de que hablan bien de nosotros a otras personas.
- Nos gusta abrir la puerta de nuestra tienda, nuestra segunda casa, siempre preparada para recibiros.
- Cuando las ventas superan nuestras expectativas, porque es el reflejo de que lo estamos haciendo bien.
- Estamos siempre deseando ofrecer algo novedoso, mejor equipado, más barato… que es el fruto de nuestro trabajo duro, de buscar, de investigar, de pensar en ti…
- Y sobre todo disfrutamos cuando es el negocio que hemos heredado de nuestra familia y estamos haciendo crecer lo que hicieron nuestros padres o abuelos, y por supuesto también cuando hemos desarrollado y hemos puesto en marcha nuestra idea, y vemos cómo va creciendo y creciendo.
¿Tienes una tienda? Pues cuídala, disfrútala, siéntete orgulloso y abre todas las mañanas con la ilusión del primer día, porque tu tienda es un tesoro.
Anímate y cuéntanos qué es para tí lo más duro y lo más gratificante del trabajo en tu comercio.
Lo más gratificante es cuando ves que tus clientes se van agusto, cuando te dicen que que cosas más bonitas tienes, que que bonita es la tienda, que se van contentos del trato recibido, cuando ves que vuelven…Estoy de acuerdo, Tener una tienda es tener un tesoro aunque las ventas hayan disminuido, aunque muchas veces creamos que nos hemos pasado con los pedidos, tengas serias dudas sobre como va a ir la temporada y te lleves los problemas a casa pero como todo en esta vida si te gusta tu trabajo, compensa.
Gracias por tu aportación, Arantxa!